El pasado 8 de octubre, los estados miembros de la UE aprobaron por unanimidad la propuesta de la Comisión Europea la prohibición del uso de dióxido de titanio como aditivo alimentario a partir de 2022.

La prohibición entrará en vigor en DOUE, 20 días después de que se emitan las respectivas regulaciones, y es previsible que sea alrededor de enero del próximo año, estableciendo así un periodo transitorio de seis meses. Esto se ha consiguido gracias al trabajo desempeñado por las autoridades de los Estados Miembros y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Asímismo, se concluye señalando la permisiva de comercializar productos con este componente durante estos seis meses. Sin embargo, una vez finalizado el periodo transitorio, se prohíbe el uso de dióxido de titanio como aditivo alimentario. Los productos que ya hayan sido comercializados podrán permanecer en el mercado hasta el final de su vida útil.

¿En qué otros productos se utiliza el dióxido de titanio?

Como ya se ha indicado anteriormente, este componente se usa en la elaboración de complementos alimenticios. Asímismo, es utilizado también en otros productos como colorante (chicles, sopas, caldos y pasteles).

De este modo, la prohibición también podría extenderse al ámbito sanitario, ya que a pesar de haber aprobado la UE por unanimidad esta propuesta de la Comisión Europea; la cual afecta únicamente a los complementos alimenticios; es posible la reevaluación de la siutuación de los alimentos que utilicen este aditivo como colorante, en un plazo estimado de tres años.

¿Cuál era la situación previa a esta prohibición?

El dióxido de titanio se emplea en los productos alimenticios desde 2009, aunque lleva años en el punto de mira, hasta haber llegado a su prohibición en 2021.

En 2016, la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) realizó un análisis sobre la ingesta de este componente, concluyendo seguro su uso. Sin embargo, tras nuevos análisis y una segundo evaluación, en mayo de este mismo año, la EFSA consideró no seguro este aditivo alimentario debido al descubrimiento de nanopartículas, no pudiendo afirmarse como no genotóxico el contenido de estas.

Francia ya suspendió su uso en 2020. Dos años más tardes llega la prohibición de este aditivo alimentario a Europa. Esto supondrá un gran reto para las empresas, ya que se verán obligadas a reemplazar este componente por uno nuevo.

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